Mente Clara no es solo un nombre profesional. Es un sueño hecho realidad, nacido de las palabras sabias de la mujer que más me inspiró en la vida: mi madre. Desde que tengo memoria, ella me enseñaba que la actitud no es algo que aparece por casualidad, sino una disposición interna que elegimos cada día. Me decía:

"Hijo, la actitud con la que enfrentas la vida marca la diferencia. Y tú tienes una vocación: naciste para escuchar y ayudar a las personas. Solo recuerda siempre mantener la mente clara."

Esas palabras, tan sencillas y tan poderosas, se convirtieron en mi brújula. Fueron las que me guiaron cuando descubrí mi camino en la Psicología, una profesión donde no basta con oír, sino que es necesario interpretar con sensibilidad, escuchar con empatía y comunicar con asertividad.

Mi madre me enseñó, sin títulos ni libros, la base más esencial de esta disciplina: que solo con una mente despejada y un corazón abierto podemos comprender de verdad lo que otros sienten, y responder con respeto y claridad. Ella sembró en mí la convicción de que toda relación humana —sea en terapia, en familia, o en la vida diaria— mejora cuando aprendemos a escuchar más allá de las palabras y a hablar desde la verdad, con firmeza y cariño.

Así nació Mente Clara: como un homenaje a sus enseñanzas y como un espacio dedicado a acompañar a las personas a encontrar también esa claridad interior. Un lugar donde cada sesión, cada encuentro, tiene un propósito: ayudarte a despejar la confusión, fortalecer tu actitud positiva, y desarrollar la habilidad de comunicar lo que sientes y piensas de manera asertiva y auténtica.

Hoy, Mente Clara es más que un proyecto profesional; es una misión de vida. Es mi forma de compartir con el mundo ese legado que recibí en casa y que me llevó a descubrir que cuando la mente se aclara, el corazón se aligera, la comunicación fluye, y el camino hacia el bienestar se abre con mayor nitidez.